jueves, 26 de noviembre de 2015

Cualquier día MIR

Me levanto, llego a la biblioteca, empiezo a estudiar.. Me pierdo en la asignatura que ese día me tenga que estudiar (si, la tercera vuelta va a un ritmo trepidante...) Una hora después (que según el día habrá cundido menos o más) abro el termo y disfruto del aroma del café, de tomar algo caliente y de no pensar en nada (o intentarlo) durante 5 minutos. Los días que no lo consigo, como hoy, escribo en el blog.  Apuro el café, apago el móvil y vuelvo a estudiar. De ahí hasta descanso de media mañana (más o menos largo según con quien coincida ese día en la biblioteca..) y vuelta a estudiar; comida perdiendo el menor tiempo posible y vuelta a estudiar.
He escrito demasiadas veces la palabra estudio en este post... no quería dar la impresión de estar cansada de ello: no es verdad. De hecho, a veces sientonque estudio menos de lo que debería, y trato de seguir esforzándome para llegar a la meta que quiero lograr. Sí, esforzándome con todo lo que soy, defectos también, que una es humana y en mí de esos abundan... Pero no es momento de agobiarse. Es momento de apurar el café, disfrutar de su sabor amargo (que no por ello peor), y volver a comenzar. Sí, me siento muy afortunada de estar donde estoy... ¿lo he dicho ya? La vida me ha dado muchas oportunidades, que yo he aprovechado... o no... pero aquí estoy. Aquí estoy, dispuesta a luchar, desde lo que soy. Ni mucho menos perfecta, más bien humana... humana, y como cada persona, capaz de lo mejor y lo peor.
Es momento de no retirarse, de no acobardarse, de seguir caminando, y de si te caes en cuanto puedas volver a levantarte. Dicho esto.. allá voy. A afrontar otro día MIR cualquiera.

martes, 24 de noviembre de 2015

Lo que dice el frío

Ya no te recuerdo, no te echo de menos: podrían decirme que fuiste un sueño y yo les creería... porque ya no te recuerdo.

Ya no existes en mi vida. Desapareciste. Pienso en ti y no siento nada.

Puede estar tu recuerdo, pero no me evoca nada. Ya no sé lo que es sentirme querida, sentirme cuidada; lo que es descansar en alguien, tener un confidente, no luchar sola, y otras tantas cosas...
Desaparecieron, no están.
Olvidé que era sentir eso, y por más que trate de hacer memoria ya no lo recuerdo. Por eso, aunque mi cabeza se acuerde vagamente de que exististe, ésta es la realidad: que si pienso en ti ya no te recuerdo.

¿Sabes qué es lo más curioso? Que si pienso en ti ya no te recuerdo, pero ahora llega el frío y me habla de ti y del último invierno; me ilusiono y eso me habla de ti, la alegría y la esperanza me hablan de ti, porque eso eras tú. Sí, ¡ya ves! No te recuerdo pero estás escondido en cada cosa buena que la vida me va trayendo...

¿No te recuerdo? Quizás simplemente no puedo recordarte cuando yo quiero; decían que te olvidaría y tenían razón, eso he hecho. Dentro de mí no queda nada de ti... pero fuera si. En ti, en cambio, no queda nada de mi, ni dentro ni fuera... Supongo que tú tampoco has elegido eso, como yo no elegí que el frío me trajera tu recuerdo.

"Son cosas que pasan", dice la gente... yo me callo y sonrío. No te esperaba, llegaste y te fuiste... Te olvidé (o eso creía) y llega el frío y trae tu recuerdo consigo. No es amargo, solo recuerdo... y como recuerdo, habla de vacío, de lo que estuvo y no está, pero sólo eso, eso sin más. No es que sea amargo: es solo (¿solo?) solo verdad.

¡Así de peculiar es la vida! Un día cualquiera va y coge el frío y le da por decirme sin palabras que fui feliz contigo.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Todos luchamos por algo

Frodo: No puedo hacer esto, Sam.

Sam: Lo sé. Ha sido un error. No deberíamos ni haber llegado hasta aquí... 

          Pero henos aquí, 
          igual que en las grandes historias, 
          señor Frodo, las que realmente importan, llenas de oscuridad y de constantes peligros. 
          Ésas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? 
          ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido? 
      Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba, para dar paso
      a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan
      el corazón, porque tienen mucho sentido, aun cuando eres demasiado pequeño para entenderlas.
      Pero creo, señor Frodo, que ya lo entiendo. ¡Ahora lo entiendo!
      Los protagonistas de esas historias 
se rendirían si quisieran, pero no lo hacen
      siguen adelante, porque todos luchan por algo.

Frodo: ¿Por qué luchas tú ahora, Sam?

Sam: Para que el bien reine en este mundo , señor Frodo. 

                    Se puede luchar por eso.



Colocando cachivaches

Algo muy propio de hacer en vacaciones: colocar todo lo que no podrás colocar después.
En medio de mi desorden voy colocando cositas, limpiando, ordenando... y es entonces cuando me doy cuenta de lo afortunada que soy y de que, si las cosas hablaran, darían testimonio de eso mismo. Mis estanterías están llenas de "cachivaches", cosas que están ahí y que probablemente solo yo se porqué: piedras, figuras, notas, fotos, y un largo etc; regalos que me han hecho y regalos que pensé hacer; cosas que hablan de la gente que ha pasado por mi vida y que, de un modo u otro, han dejado huella en ella.

Algunas de esas personas siguen a mi lado; hay otras que se cruzaron por mi vida tan sólo un instante, o cuyo camino en algún momento tiró para otro lado, e incluso gente que ya no está en este mundo... pero todas estuvieron por algo, todas son importantes, a todas ellas tengo algo que agradecer, y hoy (y sobretodo en momentos malos) son motivo de esperanza. A ellas les cojo el testigo, por ellas continúo mi vida, por ellas no me conformo con hacer de mis días cualquier cosa, por ellas sigo apostando, levantándome cada vez que me caigo, ampliando horizontes, subiendo listones. Por ellas levanto la cabeza orgullosa, porque he sido muy amada, porque soy muy afortunada. He sido y soy testigo de la grandeza del ser humano, de las relaciones interpersonales, de cómo la gente lucha, vive, muere, camina; de grandezas y bajezas, de hazañas y de errores. Soy feliz por todos aquellos que han pasado por mi vida, por los que están y por los que vendrán. Esto no es un "speech" bonito: es una realidad. Nos afanamos en conseguir mil cosas y muchas veces no nos damos cuenta de que no hay nada más grande que esas personas que tenemos al lado, que antas veces "bypasseamos"; confundimos lo urgente con lo importante, y aunque obviamente hay que encargarse de lo primero, de lo que toca en este momento, si descuidamos lo segundo ¿para qué nos sirve?

No sólo hay que decidir qué vivir: lo más importante es el modo en el que se vive. Sí, a veces es bueno parar a mirar alrededor. A veces son unos "cachivaches" los que se encargan de recordarnos qué es lo que verdaderamente importa... porque no es obvio, porque es lo que realmente merece la pena... y por eso hay que cuidarlo.

martes, 10 de noviembre de 2015

Llegar lejos... ¿pero a dónde?

A veces no entiendo. A veces me canso. 
“VACACIONES” Eso es en lo que dicen que estoy, pero realmente no son lo que necesito, porque si cediera a lo que necesito sería peligroso. Son una parada, pero no puedo parar: cuando me paro pienso… y si pienso me doy cuenta de que no sé realmente a dónde quiero llegar o si estoy donde quiero estar. Por eso es más fácil no parar: no parar y no pensar. Es mejor luchar, seguir, caminar. Tirar hacia delante, no preguntarse. Y sí, de ese modo llegas lejos… el problema es si llegas a dónde querrías haber llegado o simplemente llegas. Lejos, tan lejos que ya no merece la pena volver, no merece la pena replantearse si has llegado o no al lugar equivocado. Y es entonces cuando la única solución es seguir caminando.