jueves, 16 de febrero de 2017

Privilegios

No siempre todo es difícil.. no siempre. Hay problemas a los que vives habituado: la lucha contra ellos se vuelve rutina, y crees que no existen, tan mezclados que se encuentran con la realidad. Crees que no existen, y que lo que te pesa la vida es lo normal, que serás tú la floja... hasta que desaparecen. Aunque sea un momento. Y no, eso que pensabas... no es verdad.

Cuando eso pasa me doy cuenta: soy una privilegiada. Llego a casa, abro la nevera...Ahí está la comida. Enciendo el fuego (así, dando a un botón..) y empiezo a preparar un primer y un segundo plato. Como tengo frío enciendo un calefactor, y empiezo a comer, a la vez que veo una película en el portátil. Después me levanto a limpiar los platos... abro el grifo y sale agua. Fría o caliente. Como decida. Oigo un sonido: es una amiga que me escribe por el móvil. Me debato entre estudiar o hacer algo de ejercicio, y decido ir al gimnasio... todo facilidades. Las calles, los centros, mi casa.. un sinfín de posibilidades.

Llega el final del día. Me lavo los dientes, me ducho, me pongo el pijama, me tumbo en la cama... No sé si la gente se parará a pensar cuantas cosas usamos cada día, hasta donde llega nuestra calidad de vida. Hoy escribo en general, sin mojarme más... pero es real. Y aquí estoy. Cómoda. Mañana sonará el despertador, para que desayune pan recién tostado en mi propia casa, y me vaya a mi trabajo. Si, mi trabajo, un buen trabajo, que pude elegir, en donde elegí, que me gusta, asusta, espabila y estimula; con su sueldo, mis compañeros... y su estrés y miedos, también es cierto. Como la vida. ¿Para qué negarlo? Lo bueno y lo malo se mezclan en ella, inseparablemente. Lo único que debo cuidar es que eso no  permita engañarme, que me sigue perteneciendo ese título que de adolescente tan alegremente proclamaba, con todas mis ganas de vivir (que por cierto, siguen aquí): soy una privilegiada.

Ratos para mí

NUEVA SECCIÓN. Sección de "tips",  de trucos, recapitulación de cosas que me hacen feliz.... Aquí va la primera: ratos para mi.

Hace poco un buen amigo me hizo ver una cosa: que necesitaba tiempo para mí. No tiempo para mis planes ni proyectos, ni siquiera tiempo para esas cosillas que me dan la vida... tiempo para mi. Parar en el tiempo, vaya... dejarlo pasar. "¿Cuánto hace que no te hablas?" Pues es verdad. 

La vida va muy deprisa, tan deprisa que a veces marea, agobia, cansa o no llegas. El peligro está en que el mareo, agobio, cansancio, frustración o prisas nos impidan apreciar la vida... Que es un regalo. Y se nos olvida. Se me olvida.

Me encanta mi vida. Sí, mi vida. Ese bien tan amado, enterrado bajo prisas, cansancios y miedos.

Hoy no voy a ver una serie antes de dormir. No voy a estudiar, no hay peli ni llamadas.. nada. Hoy voy a hacer caso a mi amigo y voy a parar. Hoy no toca analizar...Hoy no toca pensar.

Tanto tiempo "optimizado"... Hoy me siento y lo dejo pasar (aunque sea solo un rato) Que el tiempo que pasa sea como el viento que sobre la arena desentierra un tesoro. De igual modoe siento y veo como los agobios, cansancios y miedos escapan entre mis dedos... cual arena o sal. Que la vida son contrastes, y ahí está su belleza. Que para ver esos contrastes hay que parar... y así aprender a mirar.

domingo, 12 de febrero de 2017

Vuelvo a escribir

Vuelvo a escribir, tras tiempo sin hacerlo. Vuelvo a escribir, aprovechando el anonimato. Ya no soy estudiante de medicina, ahora soy Residente. Sí, eso por lo que tanto he luchado. Y ahora que lo soy, no estoy segura de querer celebrarlo.

Necesito tiempo para mí, no para llenarlo con hobbies: necesito tiempo para mí (gracias a dererminada persona por calarme tan bien...), para pararme a reflexionar, o a no pensar; para darme cuenta de que yo elegí esto, la vida que llevo. Necesito recordar que es un premio y no un castigo; pararme a comprobar que disfruto, que me gusta la medicina y que no es solo una carga. Necesito recordar quién soy, que sigo estando allí, que entre mis miedos se sigue escondiendo la chica ilusionada, sencilla y luchadora.

Vuelvo a escribir, no para entretenerme, sino justamente por falta de tiempo. Seamos sinceros... no voy a darme "un rato para mí" de modo gratuito. Estoy demasiado acostumbrada a correr como para parar sin más. No voy a darme un baño relajante en esa bañera que no tengo. Como buena científica, aún tengo que probar que esto de darme tiempo no es perderlo sino darme la oportunidad de crecer cada día un poco más, de poner un hilo conductor a mi vida, de dejar de sobrevivir y empezar a vivir.

Vuelvo a escribir porque me gusta hacerlo. Porque soy una enamorada de la vida y de la realidad, porque disfruto analizándola, o contemplándola sin más. Porque en todo se puede ver un poco más allá de lo que se aprecia a simple vista, pero si no prestas atención todas esas pequeñas cosas pasan desapercibidas. Porque disfruto dejando que mis dedos bailen por el teclado, y plasmen en el ordenador lo que pienso; difruto bajando la guardia, escribiendo sin guión, leyéndolo después y sorprendiéndome incluso. Disfruto conociéndome a mí misma.

En definitiva... vuelvo a escribir porque estoy viva. Y no entiendo porqué a veces se me hace cuesta arriba. Querría vivir como escalo: aferrandome a las presas, pensando pero no mucho, sin tirones sino bailando; apretando cuando hay que apretar, descansando estratégicamente, y siempre disfrutando. (la escalada es buena escuela de vida...) Y sé que eso está en mí. Sólo tengo que darme el espacio suficiente para no ahogarlo.




Justo antes de la felicidad

Ayer empecé a leer un libro, de esas historias que de un modo sencillo te transmiten optimismo desde sus primeras páginas. Lo tenía reservado para después del MIR (como otras tantas cosas...) pero me apetecía, y ¡era mi tarde libre! Se llama "Justo antes de la felicidad"... ¿muy propio para este momento? Cuando lo cerré (lo que iba ser un vistazo rapido se convirtió en llegar casi a la mitad del mismo) me quedé un rato saboreando la sensación... se me habia olvidado lo mucho que disfruto leyendo. Y es que a veces vamos dando cosas de lado... por otras más urgentes, o más.. ¿relevantes? Lo hacemos sin darnos cuenta, y corremos el riesgo de olvidar la importancia de las pequeñas cosas. A veces es necesario, como en este ultimo esfuerzo pre-MIR, pero solo a veces... y solo por un tiempo. Eso sí, me siento feliz de este esfuerzo. Consiga lo que consiga, habré luchado por ello. No de un modo perfecto... simplemente tal y como soy. Dicho esto... se acabo el parentesis. A retomar las jornadas de estudio, al final de esta tercera vuelta: última asignatura... cuenta atrás casi echada.
¡A por ello!

"¿Y sí...?"

Querer gritar y llorar y no tener hacia donde hacerlo.
Tener miedo y no saber a qué.
Estar perdida y no poderte mover.


"¿Y si...?" Y si eterno. Como eternos son sus puntos suspensivos.
Ser o no ser. Verdad o cuento. Exageración o necesidad. 

Cortina de humo o problema real.
¿Y qué hacer si es tu cuerpo el que decide dejarte de hablar?

"¿Y si...?" ¿Es que no lo vas a decir en voz alta? En silencio sonríes. No, no es eso. Va más allá.
Es que nunca lo dirás. En voz baja tampoco. Ni siquiera a ti misma. 
De hecho, no lo sabes.
¡Eterna duda! Duda sin resolver. Sin resolver porque ni siquiera se llegó a formular.

Silencio entre tú y tú. Abismo interno.
Abismo irreal por la proximidad de sus extremos,
pero real por tu imposibilidad de cruzar.
Puede que me ahogue en un vaso de agua... ¡pero qué resbaladizas y lisas son sus paredes cuando se intentan escalar!

Dos caras en una moneda. Pegadas. Pegadas entre sí, pero incapaces de contactar.
Cara y cruz. Luz y oscuridad.
Entre el cielo y el suelo... y tú exactamente en medio.

"¿Y si..?" Y resuena con más fuerza.
"¿Y si...?" Y como tantas otras veces te das la vuelta. Te das la vuelta, corres... 

Huyes. ¿De qué? De ese "y si".
De la pregunta que nunca se llegará a formular.
De ti misma. De tu sombra. De tu reflejo. Pero tu estás en ti, tu sombra te sigue fielmente detrás, tu reflejo reaparece cada vez que, asustada, decides entreabrir los ojos para mirar.

Sueños

Retales de cuando aún estudiaba el MIR... Y hoy, un añi y medio después, lo mantengo.
Por todos aquellos que seguimos en búsqueda... 

¿Qué queremos, qué buscamos en la vida? La respuesta fácil es una carrera, un futuro, metas, logros... pero hay algo más.
Todos tenemos algo q deseamos d verdad. Hay un SUEÑO, en mayúsculas, dentro de cada uno de nosotros, una inquietud; un deseo que a veces ni siquiera sabemos formular, que nos asusta mirar porque escapa de nuestro control, porque no lo podemos asegurar. No es el futuro, no es nada que podamos conseguir por nosotros mismos... va más allá.
Hay mucho que está en nuestra mano, es verdad. De hecho, podemos conseguir lograr muchos sueños, tener una vida magnifica, ser felices... por supuesto. Cuando miro mi vida me doy cuenta de que puedo llegar a sentirme realizada y satisfecha, es verdad. Con todo, no puedo dejar de pensar en que nada me colma suficiente, en que tiene que haber algo más.
Pienso que la clave está en que ese "algo" aparecerá mientras me ocupo de mis sueños factibles (llamémosles así), de mis metas concretas, de aquellas cosas que con esfuerzo podría llegar a conseguir... y que no aparecerán si no lucho de verdad por ellas.
Ese otro "algo más", yo creo que aparecerá, siempre; antes o después, pero aparecerá. Todo el mundo ha de tener un momento de exclamar "¡Esto es!, esto es lo q buscaba sin saberlo..." Ese momento, esa certeza, llegará. El secreto está en no dejar de buscar. Eso, el deseo mas profundo de nuestro corazón, se colmará; lo que pedimos a la vida, lo que buscamos a veces sin saberlo... ¡llegará! La clave está en no quedarse esperando: la clave está en no rendirse, en no dejar de caminar: llegará sólo para aquel que esté dispuesto a buscar... y siempre y cuando no se conforme antes con cualqier cosa, claro... Aqui... búsqueda y aguante.
:)

Rara

Dicen que soy rara....
    Dicen que miro a los ojos, que mantengo la mirada;
    dicen que sonrío sin motivo aparente, que muestro seguridad;
    que me acerco demasiado a la gente, que no mantengo las distancias.
 
Dicen que me salto las convenciones sociales, que no sigo las normas establecidas. Que digo muchas tonterías, que en algún momento perdí la cordura que debe tenerse, que digo lo que pienso, o que no pienso lo que digo.

Dicen que abuso de la ironía, que soy esquiva y cercana a la vez. Dicen que no se canturrea por la calle, ni se baila en la casa. Que debo dar dos besos para saludar a aquellos con los que me encuentro. Que no se habla con la gente que se cruza por casualidad en tu camino. Que soy cercana pero que luego desaparezco. Que llamo la atención pero a la vez no encajo en el mundo.


No voy a discutirlo, es verdad, soy rara. Soy rara si ser rara es ser como soy. ¿De verdad no se mira a los ojos? ¿Porque no mantener la mirada? ¿Porque hay que quedarse lejos?

    Creo en los que me rodean, y lo expreso sin palabras.
    Sonrío porque miro a mi alrededor y me siento afortunada;
    me apasiona la gente, y no se me ocurre mayor misterio a desentrañar que una persona. Párate a pensar lo que cada uno de nosotros esconde detrás... detrás de cada gesto, cada mirada, cada cara; detras hay mil historias, hechos y pensamientos, vidas entrelazadas... al fin y al cabo personas.
 
Que nadie se equivoque: no dejo de seguir normas y convenciones porque sea una rebelde... es que nunca las aprendí.  No digo tonterías por hacerme la graciosa o interesante: es que asumí que la cordura está sobrestimada y que no voy a vivir pendiente de qué debo decir.

Me gusta pensar y relacionar. Me gusta jugar con las palabras, que acepten mi juego y reto, que me descoloquen y me vuelvan a ganar. Sí, sin darme cuenta me sale cantar, y me sentiría muda si dejara de bailar. No doy besos porque sí, porque alguien diga que los tengo que dar. Considero un regalo aquellos que sin venir a cuento se cruzan segundos en mi vida, aunque no los vea nunca más: me llama la atención las vidas entrelazadas, que se juntan y separan, por segundos, días, años... rutinas compartidas con gente a la que nunca llegaras a hablar. Me acerco porque quiero, desaparezco porque tengo miedo... o simplemente la vida va hacia otra parte, o simplemente aún no me he aprendido a quedar.