martes, 24 de noviembre de 2015

Lo que dice el frío

Ya no te recuerdo, no te echo de menos: podrían decirme que fuiste un sueño y yo les creería... porque ya no te recuerdo.

Ya no existes en mi vida. Desapareciste. Pienso en ti y no siento nada.

Puede estar tu recuerdo, pero no me evoca nada. Ya no sé lo que es sentirme querida, sentirme cuidada; lo que es descansar en alguien, tener un confidente, no luchar sola, y otras tantas cosas...
Desaparecieron, no están.
Olvidé que era sentir eso, y por más que trate de hacer memoria ya no lo recuerdo. Por eso, aunque mi cabeza se acuerde vagamente de que exististe, ésta es la realidad: que si pienso en ti ya no te recuerdo.

¿Sabes qué es lo más curioso? Que si pienso en ti ya no te recuerdo, pero ahora llega el frío y me habla de ti y del último invierno; me ilusiono y eso me habla de ti, la alegría y la esperanza me hablan de ti, porque eso eras tú. Sí, ¡ya ves! No te recuerdo pero estás escondido en cada cosa buena que la vida me va trayendo...

¿No te recuerdo? Quizás simplemente no puedo recordarte cuando yo quiero; decían que te olvidaría y tenían razón, eso he hecho. Dentro de mí no queda nada de ti... pero fuera si. En ti, en cambio, no queda nada de mi, ni dentro ni fuera... Supongo que tú tampoco has elegido eso, como yo no elegí que el frío me trajera tu recuerdo.

"Son cosas que pasan", dice la gente... yo me callo y sonrío. No te esperaba, llegaste y te fuiste... Te olvidé (o eso creía) y llega el frío y trae tu recuerdo consigo. No es amargo, solo recuerdo... y como recuerdo, habla de vacío, de lo que estuvo y no está, pero sólo eso, eso sin más. No es que sea amargo: es solo (¿solo?) solo verdad.

¡Así de peculiar es la vida! Un día cualquiera va y coge el frío y le da por decirme sin palabras que fui feliz contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario